Tamara Falcó está volcada por completo a los preparativos de su boda, una celebración que finalmente ha tenido que ser atrasada para que todo pudiese salir como los novios desean. Aunque inicialmente habían mantenido la fecha que acordaron antes de su ruptura ella e Íñigo Onieva, el 17 de junio, la han movido unas semanas hacia adelante, el 8 de julio, con él de que puedan estar presentes todos sus invitados.
Pero lo cierto es que con el paso del tiempo el palacio ha ido de capa caída, sobre todo después de que Carlos Falcó lo heredara de su tía Paloma en 1994. Ella a su vez lo había recibido de su marido José Mitjans y Murrieta, Marqués se Manzanedo. Y es que por aquel entonces tenía viñedos, jardines y se encontraba en buenas condiciones, pero con los años se ha ido deteriorando y necesita una increíble inversión. Mientras, el Marqués de Griñón vendió más del 80% de la finca, por lo que nada tiene que ver con lo que fue.
Pero según ha contado el medio Informalia, las instalaciones dejan mucho que desear para poder celebrar una boda de cuento como desea Tamara Falcó, así que si no quiere correr el riesgo de hacer una boda un poco cutre, tendrá que adecentar el recinto. En el edificio solo funciona un cuarto de baño con lo que eso supone cuando cientos de personas se reúnen.
Pocos arreglos
En cuanto a la fiesta, parece ser que se celebrará en una carpa contigua al palacio, cerca del estanque y de los jardines. Y los baños, en vista de que ninguno funciona, serán portátiles, arreglando muy por encima algunas de las estancias del palacio a las que los invitados podrán tener acceso. El Rincón no se viene abajo, pero es evidente que está muy deteriorado y que no cumple con las expectativas para un evento de tal envergadura.